El otro escándalo de las subvenciones


Rubén Andino

La educación subvencionada es un negocio pingüe en Chile para la derecha política y su alter ego, la derecha económica. El sistema entrega al Estado un papel subsidiario en materia de educación y delega la responsabilidad en "sostenedores" (curioso nombre); reservándose la supervisión del buen uso de los recursos delegados en estos “empresarios de la educación”.

Los sostenedores (incluyendo algunos ligados a la Concertación) ganan plata con las subvenciones y muchos de ellos además hacen negociados gracias al escaso control ejercido sobre los recursos fiscales que se ponen en sus manos para el noble objetivo de educar.

Terminar con el lucro en la enseñanza fue una de las banderas de "pingüinos" (estudiantes secundarios) y profesores, quiénes exigieron terminar el traspaso de recursos públicos a empresarios que otorgan, por regla general, un servicio de mala calidad. Ya sabemos que hubo una negociación y que el gobierno cedió a la derecha fin de lucro.

Desde que el sistema comenzó a operar (durante el régimen militar) se inventan alumnos, se generan dobles inscripciones y se falsean datos de asistencia para obtener pagos por servicios educacionales no prestados. A pesar que desde hace años se viene hablando de mejorar la calidad de la educación, el sistema carece de mecanismos de control de calidad y tampoco premia a los buenos colegios. La subvención sólo se entrega por asistencia.

Durante la dictadura este modelo de enseñanza vino a remplazar el concepto del Estado Docente, instaurado en la década del 40 por el presidente radical Pedro Aguirre Cerda, un radical que junto a socialistas y comunistas hizo lema de su administración "gobernar es educar".

Ahora la derecha, creadora y "sostenedora" del actual modelo rasga vestiduras con el "escándalo" de las irregularidades, sin recordar que fue ella la creadora de este perverso sistema.

Esa misma derecha ha puesto toda su artillería publicitaria para inflar las irregularidades detectadas por el titular de la Secretaría Regional Ministerial de Educación de la Región Metropolitana, Alejandro Traverso, quien denunció las irregularidades a la Contraloría y puso los antecedentes en manos de la justicia para perseguir las responsabilidades penales.

El Fraude alcanza a 234 Millones de Pesos, una cifra muy distante de los 260 mil millones de pesos (553,19 millones de dólares) que denunciaron inicialmente de manera orquestada los medios de comunicación derechistas (incluyendo a TVN).

La derecha ha llegado al absurdo de exigir un fiscalizador por cada colegio subvencionado (en la región Metropolitana son 2.600, que representan más del 20% de los existentes en el país). Es algo tan excéntrico como exigir que un Inspector del Servicio de Impuestos Internos por empresa para impedir que se evadan impuestos o que tengamos un carabinero de punto fijo en cada hogar para evitar robos.

En la Región Metropolitana hay 33 inspectores (apenas el 16,5 % de los fiscalizadores de todo el país) que deben controlar las subvenciones de cerca de 1 millón trecientos cincuenta mil alumnos, el 42 % de todos niños los matriculados en Chile.

La derecha usa, goza y dispone sin mayores controles de la plata de las subvenciones y obtiene beneficios políticos de sus denuncias sobre la misma corrupción que ella alimenta al negarse a terminar con la educación como un negocio. Basta preguntarse ¿Quién apoya el lucro en la educación? para saber que maneja un doble estándar. Por un lado reclama y por el otro, se llena los bolsillos de plata.

Debemos sumarnos a la demanda de profesores, estudiantes, padres, apoderados y todos aquellos que quieren terminar con el lucro en la educación.

Hay que terminar con las subvenciones a privados y volver a una educación pública de calidad. Para eso tenemos recursos, Codelco obtuvo 8.451 millones de dólares de excedentes durante 2007. Esta cifra supera el presupuesto de Educación en 2008, ascendente a 6.750 millones de dólares, la mayor parte de los cuales, 4.700 millones, se destinan a subvenciones.

Comentarios

Daniela Jorquera S. ha dicho que…
Interesante planteamiento, lo lamentable de la educación pública en principio, es la calidad, es por ello que muchos debemos hacer erfuerzos sobrehumanos para que nuestros hijos estudien el colegios de mejor nivel, ya sean particulares subvencionados o derechamente, privados.
El gobierno al apoyar esoes colegios hace que sean mas accesibles, lo malo son los inescrupulosos que aprovechan las debilidades del sistema, la falta de control, es algo que debe corregirse, pero no concuerdo con usted al pensar en una educación pública de calidad, eso es más difícil aún porque para ello, los profesores deben tener un proceso de selección universitario riguroso, elevar el puntaje mínimo pera estudiar dicha carrera.Luego al egresar, los sueldos deben ser acordes al desempeño, en Europa, los profesores son bien pagados y es por ello que su trabajo rinde un mejor resultado.
Sin estos cambios es imposible pedir calidad de educación, los profesores en Chile tiene que lidear con sueldos paupérrimos su horario es extenusnte y su preparación universitaria tiene deficiencias de fondo, para una reforma efectiva ala educación hay que tener profesionales de nivel sobresaliente, bien remunerados y con vocacion.
Anónimo ha dicho que…
Bachelet tiene razón: es el lucro, estúpido! Es el lucro.

Angel Cuerdo
Anónimo ha dicho que…
k sakan con hacer comentarios absurdos si nunk podremos ser escuxados antes se vivia una dictadura y ahora k stamos en democracia, aun no somos escuxados, ahora hasta ya da lo mismo si eres de derecha o de izquiera o socialista o lo k sea....
tenemos k unirmos por un Chile mejor mas equitativo, k la clase media la trabajadpra sea respetada y ayudada.
Hagamos fuerza con esto no kiero decir violencia, solo unamonos para k definitivamente la corrupcion no sea el cancer de un Chile k kiere mirar a un futoro mejor.

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