Hasta siempre querida Carmen Lazo
Rubén Andino Risueña, pícara, generosa, arbitraria, mordaz, elocuente, consecuente, contradictoria, honrada, luchadora, desconfiada, inteligente, temperamental, simpática, vital. Todas esas cualidades y muchas otras formaron parte de la personalidad exuberante del Carmen Lazo Carrera. De oratoria fogosa y verbo afilado, llena de metáforas y salidas de madre, conservó hasta el final de sus días una facilidad de palabra que era parte de su ser. Con una extremada sensibilidad para captar el estado de ánimo de los auditorios que frecuentó, tuvo siempre la palabra precisa, para sacar el aplauso espontáneo de quienes tuvieron la suerte de escucharla. Mi relación con ella es reciente, vine a conocerla después que volvió de su exilio en Venezuela; pero he escuchado innumerables testimonios de personas que recuerdan sus encendidos discursos parlamentarios o los dichos, encaramada en alguna improvisada tribuna. Su partida deja un vacío y un trozo de nuestra historia social y política parte con ...