La Concertación debe superar su desconcierto
Rubén Andino
La confusión reina en la Concertación, acostumbrada a tener un universo de votantes cautivos y fieles, la alianza de gobierno ha quedado en un estado de parálisis como consecuencia del resultado electoral del pasado domingo 13 de diciembre. El 29,6 por ciento de Eduardo Frei Ruiz –Tagle, dejó al candidato a casi 21 puntos porcentuales bajo la línea de flotación, con un adversario de derecha al que le faltan menos de seis puntos para llegar la meta.
El referente de gobierno parece no darse cuenta de la situación; partiendo por el mismo Frei, calificado por Jorge Arrate como un moai, estatua de piedra, inconmovible ante la tragedia de su coalición. Los expertos electorales de la Concertación trazan estrategias para abordar la segunda vuelta, pensando que con algunos cambios cosméticos podrán remontar. Se equivocan.
Estamos en presencia de un enfermo que para sobrevivir necesita del oxígeno que debe conseguir de las otras dos candidaturas que no llegaron a la segunda vuelta; una con una claro perfil de izquierda, la de Arrate, y la otra, de Enríquez - Ominami con una identidad mayoritariamente progresista.
Para lograr los votos que le faltan, Frei debe esforzarse por asumir de manera clara los planteamientos de los candidatos que quedaron en el camino y ofrecer a sus votantes garantía de su sinceridad a la hora de asumir estas propuestas programáticas. Arrate lo dijo clarito, “se acabaron los cheques en blanco” y las propuestas suyas y de Marco están a la vista y publicadas hace largo tiempo. Frei debe asumir aspectos sustantivos de ambas o no será creíble para las mayorías ciudadanas.
Pero, no basta con gestos programáticos.
El pueblo de izquierda que votó por Arrate y los enojados electores que optaron por Enríquez, necesitan señales claras de que la Concertación y sus partidos están dispuestos a asumir la responsabilidad por los errores cometidos. Los presidentes de la DC, Juan Carlos Latorre y del PS, Camilo Escalona, deben dejar sus cargos, porque se coludieron para imponer a Frei, dando la espalda a los intereses del electorado. De otro modo no se explica que el candidato tenga apenas una adhesión ciudadana cercana al 30 por ciento, mientras la presidenta Bachelet bordee el 80 por ciento de popularidad al final de su mandato.
Frei y las huestes concertacionistas deben asumir que ya no son capaces de ofrecer a los chilenos y chilenas una opción de gobernabilidad por sí solas. Cito nuevamente a Arrate, para señalar que Chile necesita “un nuevo pacto democrático”, en el que las ideas políticas, sociales y económicas de izquierda y progresistas deben ser protagónicas, en tanto constituyen la base de una nueva mayoría que permitirá avanzar hacia una democracia más profunda y representativa; que acoja las demandas de los ciudadanos y ciudadanas.
La Concertación debe asumir ahora la iniciativa política para remontar un adverso porcentaje de la primera vuelta y eso obliga a su candidato y a los partidos que lo apoyan a adoptar medidas radicales que vayan más allá de la recordada y mesiánica frase pronunciada por Ricardo Lagos entre la primera y la segunda vuelta de la elección de 2000: “escuché la voz del pueblo”. Entonces le creímos; ahora hace falta más que eso para creerle a Frei.
Comentarios
Más aun, la Concertación debe suicidarse. Es decir, la decisión de poner termino a la era concertacionista y abrir una nueva tiene que venir de su interior.
Además, esto tiene que ocurrir rápido; queda menos de un mes para hacerlo. Caso contrario ganará la derecha.
La formación de un nuevo referente aun es posible si existiera voluntad. Es lo único que podría impedir que Piñera obtenga de las filas de los MEO-istas el 6% que le falta para ganar. También sería algo a considerar por los que votamos por Arrate pero no nos resignamos votar por ninguna de las dos derechas en Enero.
Para que el nuevo referente prenda, debe incluir no sólo las propuestas de las candidaturas de MEO (pero no todas) y Arrate, sino también a la mayoría de sus personeros y sus orgánicas.
El nuevo programa también debe excluir elementos que han caracterizado a la Concertación, como su opción preferente por las transnacionales, el poco respeto al medio ambiente y la escasa valoración de los sindicatos, los consumidores y la causa mapuche.
Si esto es pedir demasiado, nos veremos las caras en la oposición, por lo menos durante 4 años; es de esperar que ya sin caretas.
Benito
Gracias por compartirla
Andrea F.
Lorenzo González