La economía chilena está “blindada” con lata


Rubén Andino

La Derecha y la Concertación presentaron a Chile durante largo tiempo como un país pujante, con un crecimiento económico sostenido y como una excepción en el concierto de Sudamérica. Llegaron a decir que éramos un buen vecino en un mal barrio. Recientemente, el Ministro de Hacienda, Andrés Velasco, nos trató de convencer de que la economía chilena estaba “blindada” ante la crisis recesiva.

Sabíamos que no era cierto, Chile es un país de economía abierta, altamente dependiente de los vaivenes del concierto globalizado. Nuestros productos, mayoritariamente materias primas; están expuestos directamente a la disminución de la demanda, ello sin considerar que somos altamente dependientes de recursos energéticos escasos y caros, como el petróleo.

El gran mérito del gobierno ha sido el ahorro de los excedentes de Codelco –y recalco, Codelco- la empresa estatal del cobre que representa apenas el 30 por ciento de la producción del metal rojo en Chile. El restante 60 por ciento está en manos de transnacionales privadas, cuyos beneficios llegan al bolsillo sus propietarios en Chile o en algún mullido sillón neoyorquino.

¡Que escándalo!

Nosotros también somos optimistas, pero en otro sentido. Pensamos que en Chile tenemos grandes valores humanos en los millones de mujeres que son jefas de hogar, jóvenes que estudian sobreponiéndose a grandes dificultades, profesionales de clase media que viven endeudados y hacen milagros para mantener su status costa de su salud física y mental; trabajadores temporales del campo que laboran seis meses para medio sobrevivir otros seis meses “azules”, llenos de deudas que deben pagar en la próxima temporada.

En fin, son muchos los verdaderos “emprendedores” que construyen este Chile del que se benefician otros; los que hoy apuestan por partida doble al candidato de la derecha, Sebastián Piñera, o al abanderado de la Concertación, Eduardo Frei. Ellos siempre quieren ganar.

Nosotros apelamos a los cesantes que salen a buscar trabajo; a quienes, de paso, recomendamos no escuchar a la Ministra del Trabajo, que los invitó a no presionar al mercado laboral. Creemos en las mujeres dueñas de casa, que paran la olla con esfuerzo a través del milagro diario de multiplicar los panes; en las cajeras de los grandes establecimientos comerciales que deben usar pañales para ahorrar a sus patrones el tiempo que “pierden” realizando sus necesidades biológicas en el excusado. Nos apoyamos en los trabajadores que reciben mensualmente un sueldo miserable y aquellos por cuenta propia, que aparecen en las estadísticas como “microempresarios”. También en los pequeños (as) empresarios (as), que constituyen la principal fuente de trabajo en el país y que, sin embargo, no pueden acceder a un crédito bancario porque “no son confiables”.

Necesitamos que los ministros de Hacienda, Economía y Trabajo, expliquen las razones por las qué no han dado a conocer los resultados de la actualización de la Encuesta Nacional de Empleo, que permitiría contar con una medición más exacta del nivel de cesantía existente en el país. Necesitamos que el Ministerio de Hacienda y el INE nos digan por qué este instrumento se ha demorado tanto y emplazamos al ministro Velasco sincerar los datos, porque es él quien toma las decisiones claves en materia laboral y las impone a su colega del trabajo

Estamos preocupados por el aumento de la desocupación, que supera las 700 mil personas, cifra que representa un incremento del desempleo del orden del 30 por ciento en el último año. Hablamos de más de 700 mil familias. Como paliativo, proponemos eliminar los requisitos para acceder al seguro de cesantía y aumentar, como mínimo, en 1.200 millones de dólares el subsidio estatal para el fondo solidario respectivo.

Nuestra preocupación es aún mayor cuando conocemos antecedentes que indican que la cifra real de desempleo entregada por las autoridades de Gobierno, de un 9,8%, es significativamente superior si se mide a través de una medición técnicamente más refinada.

Esto lo han dicho personas expertas en falsear datos, personeros de derecha que fueron los mismos que modificaron durante el régimen militar, en 1986, la encuesta de empleo que se hacía desde el año 71, para que la cesantía apareciera más baja. De modo que cuando ellos critican la actual encuesta en democracia, saben de qué hablan; porque es el instrumento de medición que ellos mismos elaboraron mañosamente en dictadura.

El “blindaje” de la economía chilena es de lata y las cifras de desempleo son “charcha”, pero nuestro pueblo vale oro y apelamos a su conciencia crítica y capacidad para separar la paja del trigo, la verdad de la mentira y la demagogia de propuestas serias, confiables y efectivas.

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