Palabras de Larraín revelan la procacidad de la derecha


Rubén Andino

Las declaraciones del Presidente de Renovación Nacional, Carlos
Larraín, sobre los dichos de la Presidenta de Michelle Bachelet, durante su visita a la casa Museo de Ana Frank en Ámsterdam, Holanda, constituyen una manifestación de la naturaleza profundamente antidemocrática de la derecha chilena.

Algunos de los dichos de Larraín revelan su insensibilidad: “Ana Frank era una niña y fue perseguida solo por haber nacido judía, tremendo pecado. Michelle Bachelet era mayor de edad y ya manifestaba opciones políticas antes de 1974. Su prisión fue abusiva, pero sobrevivió y prosperó”.

Así como Holanda durante la Segunda Guerra Mundial, Chile vivió durante la dictadura militar (1973-1990) una masiva y brutal violación de los derechos humanos, que terminó con millones de víctimas de detenciones arbitrarias, tortura, exilio, desaparición, ejecuciones de personas. De una manera lenta, aunque sostenida, los chilenos y chilenas hemos tomado conocimiento de estos hechos, constitutivo de delitos contra la Humanidad, por lo tanto imprescriptibles.

La presidenta Bachelet y su familia vivieron en carne propia estos abusos. Ella fue detenida y sometida a tratos degradantes por agentes encubiertos del Estado, que culminaron en un exilio forzado que duró más de una década. Es obvio que no pedió la vida, pero debió lamentar el crimen de su propio padre, el general de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet, Ministro del Presidente Salvador Allende, quien perdió la vida como consecuencia de crueles tormentos prodigados por quienes fueran sus camaradas de armas en la Fach.

Aunque ella no se comparó con Ana Frank, tiene motivos más que sobrados para establecer nexos evidentes entre el régimen nazi y la dictadura fascista que sometió a nuestro país a las peores atrocidades que conoce nuestra historia reciente. Es bueno que la Humanidad Civilizada conozca la miseria que se esconde tras la fechada del “cambio” que nos ofrece la derecha. Es el cambio de los sepulcros blanqueados de los que habla Jesús en el Evangelio. Limpios por fuera y podridos por dentro.

Además de constituir una grosería contra la mandataria, las palabras de este personero son un insulto a toda la sociedad chilena y especialmente a aquellos que vieron conculcados sus derechos más elementales durante el régimen militar.

Las palabras de Larraín, llenas de rencor y pequeñez, siembran en nuestra conciencia serias dudas acerca de los que chilenos y chilenas pudieran esperar de un gobierno de la derecha encabezado por Sebastián Piñera, quien milita en la misma agrupación política de Larraín.

Lo único que podemos rescatar de los dichos del presidente de RN es su sinceridad…

Comentarios

SICNoticias ha dicho que…
Estimado Rubén,

Me parece excelente tu artículo reaccionando a la monstruosidad que significan las palabras de Larraín. Tal como tu lo dices no hacen más que dejar en evidencia la verdadera naturaleza de estos supuestos democrátas que si tuvieran la oportunidad de actuar como lo hicieron antes no dudarían en hacerlo.

Lo malo de esto es que hay muchos personaros fuera y dentro del Gobierno que se han tapado los ojos y la nariz para negociar y entregar al país a esta clase de gente, incluso levantando las manos todos juntos, como ocurrió en la colusión para "terminar" con la LOCE.
Los mismos que sufrieron los tormentos y los atropellos les han abierto la puerta para darles credenciales de democrátas al extremo que hasta pueden llegar a ser gobierno por la vía de la urnas...ya no con las metralletas.

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